Cruz Cabo.- El potaje del miércoles, volvió a congregar a las puertas de la capilla de Las Angustias, a varios miles de personas que vinieron, hasta de fuera, a comer el rico potaje que, en honor de esta imagen chica del Cristo con la cruz a cuestas, celebra desde hace siglos, esta cofradía de Las Angustias y Soledad. A la una del mediodía, se puso en marcha la procesión con la imagen del pequeño Jesús Nazarern, pujada por niños y niñas hermanos de la cofradía, mientras se iba rezando el rosario, a cargo del párroco de El Salvador, Arturo Cabo. Al volver la procesión para su capilla, la pequeña imagen entró en el patio donde se estaba finalizando la cocción del potaje y el bacalo y Arturo Cabo, lo bendijo, pasando la imagen para la capilla. Luego se comenzó el reparto de las viandas por los niños y niñas que acudieron a la procesión con sus túnicas y después se fue repartiendo las dos mil quinientas raciones de ese día, a todas las personas que habían cogido los números con anterioridad, en un hermoso jornada de sol.
El miércoles santo, a las nueve y media de la noche, salió la procesión del Silencio, de la Cofradía de Jesús Nazareno, en la que procesionan a hombros, la Virgen de la Amargura. De la iglesia de Santa María, salió la imagen de la Virgen, después del triduo que se le dice en su honor. Abría la marcha la banda de cornetas y tambores de dicha cofradía y la cerraba la Banda municipal de Música, dirigida por Pachi Vélez. Presidía la vicealcaldesa, Piedad del Río, juntamente con el concejal de urbanismo, Felipe Alba y la concejal de juventud, Carmen González. La Imagen cubrió el recorrido con una noche no muy fría y sobre las doce de la noche volvió para la capilla de Jesús, donde entró en medio de la devoción de los bañezanos sobre las doce y cuarto de la noche.
A las doce y media de la noche, salió de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, el paso con la enseña de la misma, para comenzar el Miserere, en la procesión que solo se oye el sonido de las carracas y cuando el paso desfila el sonido del tambor a cargo del hermano Manuel Fernández, caja de la Banda Municipal. Para parar la procesión o ponerla en march, el sonido de las carracas es el único que se oye. En cada una de las estaciones del Viacrucis se canta el “Miserere mei” y el párroco de Santa María, decía unas palabras sobre el significado de la estación correspondiente, y se seguía la procesión con los rezos normales del viacrucis. La noche no muy fría animó a muchos bañezanos a seguirla y rezar en ella.
El miércoles santo, a las nueve y media de la noche, salió la procesión del Silencio, de la Cofradía de Jesús Nazareno, en la que procesionan a hombros, la Virgen de la Amargura. De la iglesia de Santa María, salió la imagen de la Virgen, después del triduo que se le dice en su honor. Abría la marcha la banda de cornetas y tambores de dicha cofradía y la cerraba la Banda municipal de Música, dirigida por Pachi Vélez. Presidía la vicealcaldesa, Piedad del Río, juntamente con el concejal de urbanismo, Felipe Alba y la concejal de juventud, Carmen González. La Imagen cubrió el recorrido con una noche no muy fría y sobre las doce de la noche volvió para la capilla de Jesús, donde entró en medio de la devoción de los bañezanos sobre las doce y cuarto de la noche.
A las doce y media de la noche, salió de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, el paso con la enseña de la misma, para comenzar el Miserere, en la procesión que solo se oye el sonido de las carracas y cuando el paso desfila el sonido del tambor a cargo del hermano Manuel Fernández, caja de la Banda Municipal. Para parar la procesión o ponerla en march, el sonido de las carracas es el único que se oye. En cada una de las estaciones del Viacrucis se canta el “Miserere mei” y el párroco de Santa María, decía unas palabras sobre el significado de la estación correspondiente, y se seguía la procesión con los rezos normales del viacrucis. La noche no muy fría animó a muchos bañezanos a seguirla y rezar en ella.
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