José Cruz Cabo / La Bañeza.- El viernes pasado se dió la última de las conferencias del prólogo de la Semana Santa Bañezana, que corrió a cargo de la Cofradía de la Vera Cruz, y fue pronunciada por la hermana de la Cofradía e historiadora, Olvido Fuertes Fraile, quien habló sobre “Las Santas Reliquias y el Viacrucis”. La conferencia estuvo presidida por la concejal de promoción económica, Maite Aldonza, el cronista Oficial de la ciudad, Conrado Blanco, y el Juez de dicha cofradía, José Luis Martín Rubín, quien fue el encargado de abrir el acto, y dijo que en pocas ciudades había tantos actos culturales como prólogo de la Semana Santa y que, eso, era un orgullo para la Junta Profomento de la misma y para las cofradías. Después destacó a la encargada de dar la conferencia y dijo que Olvido el año pasado, había estado muy brillante y por eso se le había encomendado la de éste, “pero dejemos que sea ella la que hable”.
Olvido Fuertes comenzó dando un recorrido por la historia de las reliquias y cómo había comenzado a preocuparse la cristiandad por ellas, el primero fue el cuerpo de San Esteban, el primer martir y a raiz del siglo tercero que Elena visitó Jerusalén y trajo reliquias de la Cruz, cuando comenzaron a buscarse reliquias de todo tipo de Jesús, después de los santos y dijo que las reliquias se dividían en cuerpos o miembros de Cristo o de los martires y santos, de las cosas que habían tocado, y de los sitios por donde habían andado. Siendo los Templarios, los que más se preocuparon de estas reliquias, El Viacrucis también fue desmenuzado históricamente por Olvido, quien dió una lección magistral sobre esta devoción y sus circunstancias. La última parte de su conferencia estuvo dedicada a la crucifixión y muerte de Jesús en la cruz. Se apagaron las luces de la sala de la Biblioteca, donde se daba la conferencia, y solo se dejó iluminado el Crucificado de la Vera Cruz, que fue adquirido en 1592, por el estañero García, y la conferenciante, quien nos fue describiendo con un realismo impresionante, con una emoción indescriptible y con una profunda veneración por los dolores de Cristo en su Crucifixión, y de la Virgen María, mientras de fondo se escuchaba una música apropiada, que hicieron vibrar las fibras más íntimas de las personas que casi llenaban la sala. Fue una conferencia memorable e impactante en la que Olvido demostró sus profundos conocimientos históricos y sus fuerza literaria, para hacer que durante la hora y cuarto que duró la conferencia, la gente estuviera pendiente de sus bellas palabras y de la entrega con la que exponía los hechos. La ovación fue larga y calurosa y al finalizar, el Juez de la cofradía, José Luis Martín, le entregó una placa recuerdo y José Castaño un ramo de flores.
Olvido Fuertes comenzó dando un recorrido por la historia de las reliquias y cómo había comenzado a preocuparse la cristiandad por ellas, el primero fue el cuerpo de San Esteban, el primer martir y a raiz del siglo tercero que Elena visitó Jerusalén y trajo reliquias de la Cruz, cuando comenzaron a buscarse reliquias de todo tipo de Jesús, después de los santos y dijo que las reliquias se dividían en cuerpos o miembros de Cristo o de los martires y santos, de las cosas que habían tocado, y de los sitios por donde habían andado. Siendo los Templarios, los que más se preocuparon de estas reliquias, El Viacrucis también fue desmenuzado históricamente por Olvido, quien dió una lección magistral sobre esta devoción y sus circunstancias. La última parte de su conferencia estuvo dedicada a la crucifixión y muerte de Jesús en la cruz. Se apagaron las luces de la sala de la Biblioteca, donde se daba la conferencia, y solo se dejó iluminado el Crucificado de la Vera Cruz, que fue adquirido en 1592, por el estañero García, y la conferenciante, quien nos fue describiendo con un realismo impresionante, con una emoción indescriptible y con una profunda veneración por los dolores de Cristo en su Crucifixión, y de la Virgen María, mientras de fondo se escuchaba una música apropiada, que hicieron vibrar las fibras más íntimas de las personas que casi llenaban la sala. Fue una conferencia memorable e impactante en la que Olvido demostró sus profundos conocimientos históricos y sus fuerza literaria, para hacer que durante la hora y cuarto que duró la conferencia, la gente estuviera pendiente de sus bellas palabras y de la entrega con la que exponía los hechos. La ovación fue larga y calurosa y al finalizar, el Juez de la cofradía, José Luis Martín, le entregó una placa recuerdo y José Castaño un ramo de flores.
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