José Cruz Cabo.-El pasado sábado tuvo lugar, en la iglesia de El Salvador, el pregón de la Semana Santa Bañezana, con la iglesia llena de gente, que estuvo a cargo de la doctora bañezana, especialista en oncología, Marina Pollán Santamaría. El acto estuvo presidido por el alcalde, José Miguel Palazuelo, la concejal de cultura, Carmen de la Torre y concejales de los grupos del PSOE, PP y UPL., así como los representantes de todas las cofradías penitenciales con sus cetros y estandartes.
Abrió el acto el párroco de dicho templo, Arturo Cabo Carrasco, quien dijo que, un año más, nos reunimos para escuchar el pregón de semana santa, que comenzó Conrado González el año 1986 y no se ha dejado ningún año de celebrar. Después hizo una biografía de Marina Pollán y dijo que era una bañezana con sangre riojana por parte de su madre doña Nunchi y se crió en la calle Astorga viendo a su padre hacer números en la tienda que poseían.
Marina Pollán Santamaría, comenzó su pregón rememorando su niñez y juventud, cuando veía a sus hermanos ir a pujar los pasos y ella tenía que estar al lado de sus padres viendo pasar el desfile procesional. Rememoró muchas de nuestras tradiciones semanasanteras que ella vivió y después cambió su discurso para a partir de los sufrimientos que rememoramos en la pasión de
Cristo, hablar de amor, de solidaridad con los que sufren y dar esperanzas a las personas que padecen el cáncer, una enfermedad que fue incurable pero que hoy tiene salida gracias a los estudios de los oncólogos del mundo. Fue un pregón lleno de afecto, de comunicación interior con los que sufren, de apoyo moral a los que padecen enfermedad y una gran dosis de aceptación de la debilidad humana en lo referente a la salud. "Todos hemos sufrido a lo largo de nuestras vidas y nadie se escapa del dolor y la enfermedad".
Con expresiones de fe, de simpatía y de apoyo al que sufre, fue desgranando su precioso y emocionado discurso para reconfortarnos en el dolor, que como nadie pasó Cristo en la cruz.
Acto seguido, la Coral del Milenario, bajo la batuta de su directora, Maite Esteban Aparicio, una coral más numerosa, más joven y más dinámica, nos interpretó cinco preciosos motetes, de los más afamados músicos, que supieron bordar, para poner el broche de oro a este importantísimo acto de nuestros inicios semanasanteros. Todas las cuerdas demostraron su valor, su conjuntación, su entrega musical y canora a unas partituras difíciles pero conseguidas con seguridad y eficacia. El último motete, de Mozart, fue acompañado por Maite Esteban al piano, mientras las melódicas voces de los y las coralistas, subían hacia las bóvedas de la iglesia en un himno al Señor, de gran belleza y pureza musical. Fue un maravilloso broche al acto más importante de apertura de la Semana Santa Bañezana.
El Secretario de la Cofradía de las Angustias, Luis Mantecón, dió las gracias a Marina por su pregón, y llamó a los jueces de las tres cofradías, que hicieron entrega a Marina del tríptico de la Junta profomento, así como un ramo de flores y, otro ramo, para que lo depositara en la sepultura de su madre, Nunchi Santamaría, que tanto apoyó en vida a las cofradías bañezanas con sus donativos.
Después también entregaron un tríptico, para la coral, a su presidente, Gonzalo Prieto, todo ello entre los aplausos de los que abarrotaban el templo.
Abrió el acto el párroco de dicho templo, Arturo Cabo Carrasco, quien dijo que, un año más, nos reunimos para escuchar el pregón de semana santa, que comenzó Conrado González el año 1986 y no se ha dejado ningún año de celebrar. Después hizo una biografía de Marina Pollán y dijo que era una bañezana con sangre riojana por parte de su madre doña Nunchi y se crió en la calle Astorga viendo a su padre hacer números en la tienda que poseían.
Marina Pollán Santamaría, comenzó su pregón rememorando su niñez y juventud, cuando veía a sus hermanos ir a pujar los pasos y ella tenía que estar al lado de sus padres viendo pasar el desfile procesional. Rememoró muchas de nuestras tradiciones semanasanteras que ella vivió y después cambió su discurso para a partir de los sufrimientos que rememoramos en la pasión de
Cristo, hablar de amor, de solidaridad con los que sufren y dar esperanzas a las personas que padecen el cáncer, una enfermedad que fue incurable pero que hoy tiene salida gracias a los estudios de los oncólogos del mundo. Fue un pregón lleno de afecto, de comunicación interior con los que sufren, de apoyo moral a los que padecen enfermedad y una gran dosis de aceptación de la debilidad humana en lo referente a la salud. "Todos hemos sufrido a lo largo de nuestras vidas y nadie se escapa del dolor y la enfermedad".
Con expresiones de fe, de simpatía y de apoyo al que sufre, fue desgranando su precioso y emocionado discurso para reconfortarnos en el dolor, que como nadie pasó Cristo en la cruz.
Acto seguido, la Coral del Milenario, bajo la batuta de su directora, Maite Esteban Aparicio, una coral más numerosa, más joven y más dinámica, nos interpretó cinco preciosos motetes, de los más afamados músicos, que supieron bordar, para poner el broche de oro a este importantísimo acto de nuestros inicios semanasanteros. Todas las cuerdas demostraron su valor, su conjuntación, su entrega musical y canora a unas partituras difíciles pero conseguidas con seguridad y eficacia. El último motete, de Mozart, fue acompañado por Maite Esteban al piano, mientras las melódicas voces de los y las coralistas, subían hacia las bóvedas de la iglesia en un himno al Señor, de gran belleza y pureza musical. Fue un maravilloso broche al acto más importante de apertura de la Semana Santa Bañezana.
El Secretario de la Cofradía de las Angustias, Luis Mantecón, dió las gracias a Marina por su pregón, y llamó a los jueces de las tres cofradías, que hicieron entrega a Marina del tríptico de la Junta profomento, así como un ramo de flores y, otro ramo, para que lo depositara en la sepultura de su madre, Nunchi Santamaría, que tanto apoyó en vida a las cofradías bañezanas con sus donativos.
Después también entregaron un tríptico, para la coral, a su presidente, Gonzalo Prieto, todo ello entre los aplausos de los que abarrotaban el templo.
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