Semana Santa bañezana
miércoles, 6 de abril de 2011
Conferencia de José Cruz Cabo sobre la cofradía de la Vera Cruz / Semana Santa 2011
Me invita el juez de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, José Luis Martín y Rubín por parte de madre, como él dice, a que de una conferencia sobre la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Cofradía que gracias a Dios ha recuperado su glorioso pasado y vuelve a desfilar por nuestras calles, como lo ha hecho durante muchos siglos, hasta el año mil novecientos cincuenta y cinco que, al caerse su capilla, dejó de organizar el encuentro del Jueves Santo, pero en mil novecientos noventa y seis vuelve la cofradía por sus fueros y comienza una segunda vida, con sus procesiones ampliadas y con recuperación de otras, por lo que esperemos que ya dure otros muchos siglos más. La verdad es que la historia de esta cofradía es muy grande y muchas de las cosas no se han conservado, por lo que a pesar de que Mario del Río, el Padre Albano y nuestro cronista. Conrado Blanco, que han investigado a fondo sobre la misma no han podido conseguir los documentos de su fundación.
De todas formas esta es la segunda vez que me toca hablar sobre la Vera Cruz, y ahora quería y así lo voy a hacer, centrar mi intervención en lo que fue el hospital, que se mantuvo durante siete siglos, con muchísimos problemas a lo largo de su historia, hasta que la seguridad social lo jubiló, dado que ahora todos tenemos acceso a la seguridad social y por lo tanto, no es necesario uno para pobres, peregrinos o transeuntes como durante más de siete siglos lo tuvo esta cofradía. Aunque todavía hay dos habitaciones preparadas, por si son necesarias en un caso urgente. Porque Mario del Río Mazón, encontró un acta del mes de julio de mil seiscientos cincuenta y nueve, de una reunión del cabildo de diputados de esta cofradía, en que se condona una deuda de cinco mil maravedís, y se dice “que la fundación del dicho hospital es solo para curar pobres enfermos, de trescientos años a esta parte, lo que dice claramente que en esa fecha el hospital ya tiene trescientos años, por lo que nos lleva a pensar que fue fundado en mil trescientos cincuenta y nueve como mínimo, y por ello la cofradía también existía en dicha fecha, ya que el Hospital estuvo siempre, menos dos años, gobernado por la Cofradía de la Vera Cruz
Según el Padre Albano, ya que es de su documentación conseguida en el Archivo Histórico de León, de donde he podido sacar muchos datos sobre este tema, la Cofradía de la Vera Cruz siempre tuvo hospital y hasta el siglo diecisiete y dieciocho hubo más cofradías en la ciudad con hospitales. Especialmente la Cofradía de Santa Catalina y la de La Piedad. La cofradía en el siglo dieciséis, tenía hospital y capilla en la carretera de Benavente, por lo que es de suponer que sería en lo que hoy es Parque Infantil o en sus cercanías, y durante la semana santa las procesiones de la misma rendían viaje a la entonces iglesia de San Pedro Períx. Cada segundo año la procesión del jueves santo era dirigida por la cofradía de la Santa Vera Cruz y al año siguiente era la Cofradía de las Angustias y Soledad la que la dirigía, ya que participaban ambas en la organización dicha procesión.
Por todo ello es lógico pensar, que cuando al morir el gran mecenas Juan de Mansilla, dejó dinero y bienes para fundar un hospital, el convento de los Carmelitas descalzos, que ya estaba en funcionamiento, y que fue el albacea de este rico señor, se fijara en la Cofradía de la Santa Vera Cruz, para de acuerdo con las autoridades locales, fundieran los dos hospitales y la encargada de su dirección fuese la Cofradía de la Vera Cruz, ya que había demostrado a lo largo de varios siglos que cumplía perfectamente con este cometido y, además, unos años antes, se había quedado con los hospitales de Santa Catalina y La Piedad. Pero no adelantemos acontecimientos.
Cuando en mil seiscientos treinta y tres, se llega al acuerdo de unir los dos hospitales, el de Juan de Mansilla y el de la Vera Cruz, el hospital creado nuevo, pasa a la casa de Juan de Mansilla, donde había vivido este prócer bañezano y esta antigua cofradía, dejó definitivamente el sitio donde estaba antes, ya que la Casa en la que hoy está la Guardería de las Misioneras Apostólicas, era muy espaciosa y se pudo realizar no solo el hospital, sino también la capilla de la cofradía. Capilla y casa que aguantaron juntas hasta el año de mil novecientos cincuenta y cinco, en que se cayó la capilla. Pero que gracias al convenio que realizó, el entonces Juez de esta antigua cofradía, Don José Marcos de Segovia, con el Obispo auxiliar de Oviedo entonces, Don Angel Riesco Carbajo, fundador de las Misioneras Apostólicas de la Caridad, para cederles la casa con el objeto de montar una guardería para los niños, el edificio ha resistido en pie, gracias a que fue renovado y fortalecido y gracias a ello se conservó no solo el edificio, sino también las imágenes y demás cosas que la cofradía tenía en la capilla que se cayó y que se habían subido para arriba y se guardaron, juntamente con la documentación de la misma, que es muy abundante y debe ser muy antigua, pero como no se cede al Archivo Municipal, al final terminará por deteriorarse tanto, que se perderá del todo. El ayuntamiento y la Cofradía debían de firmar un escrito cediendo dicha documentación al archivo para que se pueda digitalizar y poder poner a disposición de los estudiosos, todo este muchísimo material, que seguramente nos asombraría por su vejez y su calidad histórica.
Pero vamos a iniciar ya, detenidamente, la historia cronológica del importante hospital que esta cofradía tuvo durante muchos siglos, dentro de lo que hemos podido conseguir. En el año de mil quinientos ochenta y dos, se hace una unión de concordia para fusionar los hospitales de Santa Catalina, de la Vera Cruz y de la Piedad, como se ve se unen los tres hospitales en uno. En este año antes dicho, hay una escritura del escribano Jacome Fernández, en que estas tres cofradías hacen un cuarto nuevo y explican el acuerdo o concordia de la fusión de los tres hospitales. El año de mil seiscientos seis hacen nuevos acuerdos o capitulaciones, y que lo hacen para mayor unidad y caridad. Pero la unión definitiva se produce en el año de mil seiscientos treinta y dos. Ahora ya es el hospital que ha llegado hasta nuestros días, y que pasará a denominarse con el nombre de Hospital de Don Juan de Mansilla y de la Vera Cruz, quedando solo éste como hospital, y pasando a instalarse en la casa de Juan de Mansilla, en la calle que hoy lleva su nombre y que se ha mantenido hasta que la seguridad social lo hizo inservible, aunque aún la cofradía mantiene dos habitaciones, por si en un momento dado, se necesitasen para enfermos. Además de seguir con la Guardería Infantil.
La escritura de la Junta, que se hizo el año de mil seiscientos treinta y dos, concretamente el ocho de junio, por Don Alonso de Mesía y Tobar, Obispo de Astorga y el padre prior del convento de carmelitas descalzos, Fray Julián de Jesús, con Fray Francisco de San Dionisio, administrador de dicho convento, junto con Miguel López de Ceballos, teniente corregidor de la villa, Juan de Aguilar y Andrés de Ordás, regidores en nombre del ayuntamiento, para tratar de agregar y juntar al Hospital de esta villa, el hospital que actualmente dotó Juan de Mansilla. Que se junten y se agreguen los dichos hospitales para que todo sea uno y se sirva en el antiguo de la villa, con tal de que se ponga una piedra grande, con un letrero que diga: A este Hospital de la Cruz, de esta villa, se agregó el hospital de nuestra señora del Carmen que fundó Juan de Mansilla en la casa de su morada. y encima de la puerta se han de poner las armas de la Santa Cruz y las armas de Don Juan de Mansilla, que aún siguen en el edificio. En la capilla mayor del hospital se haga un altar colateral, a disposición del Padre Prior y le ha de dar tres frontales. Con un cáliz con copa de plata y pie de bronce, patena de plata y tres casullas y tres tablas de manteles. Una ampolla de plata para el santo oleo de los enfermos, tres albas, tres amitos y tres pares de corporales, cíngulos, albas y estolas, con su cajón con llave y ésta la tenga siempre el capellán. Encima del altar de la Virgen del Carmen se han de poner las armas de Don Juan de Mansilla. El capellán ha de administrar dentro del Hospital el sacramento a los enfermos y enterrar a los que murieren. La hacienda que dejó Don Juan se ha de entregar sin escalfar (o estafar) cosa alguna, al hospital.
Otorgadas las escrituras por su señoría el Obispo de Astorga quien se ofrece a bendecir lo nuevo del Hospital y dar licencia para hacer la capilla. El veinte de marzo de mil seiscientos treinta y tres se hace otra escritura titulada “Poder de la Cofradía de la Cruz para la agregación del Hospital de Don Juan de Mansilla”, y dice: “Sépase por esta carta de poder, cómo la cofradía de la Santa Vera Cruz de la Villa de La Bañeza, juntos en nuestro cabildo para tratar las cosas tocantes al bien común y utilidad de esta nuestra cofradía, Antonio Osorio, Secretario, Paulo Fernández y Tirso García, mayordomos y hasta treinta y cinco miembros de la cofradía, que confiesan ser la mayor parte de ella, por lo tanto no eran solo veinte como en la última época antes de caerse la capilla, además todos los presentes por sus oficios y profesiones, eran personas influyentes e importantes en la vida de entonces. En estas escrituras se habla de construir una capilla donde todos los días se dijesen misa y tuviera capellán. Don Juan de Mansilla deja bienes y ciertos maravedís en censo y juro, además de rentas sobre bienes del Marqués de Miranda y también Marqués de La Bañeza. El padre prior del convento del Carmen, mandó que el Hospital de Don Juan de Mansilla, con la renta que para ello dejaba, se juntase y agregase al hospital de la Santa Vera Cruz y se hiciese el altar donde se dijesen las misas que el difunto Don Juan ordenaba se le dijeran. Por tanto se ordena en esta reunión que se hagan los contratos necesarios para que todo pase a la Cofradía de la Vera Cruz y a su hospital. Todos los nombres citados en este documento, como pertenecientes a la Cofradía, están identificados por otros documentos. Por ejemplo Juan de Aguilar, es comerciante importante, Francisco Travieso, es cirujano, hoy sería licenciado en medicina, Gonzalo Rodríguez, era escribano, Andrés Ordás, platero y familiar de plateros, Paulo Fernández era confitero, Gregorio López, mercader muy importante, Pedro de Urueña, Platero, Juan de Omaña, maestro carpintero, todos los que acudieron a esta reunión eran personajes relevantes y por eso las dos escrituras son de importancia histórica. La fundación de la cofradía de la Cruz, puede ser del siglo catorce e incluso anterior, en el libro del Buen amor del Arcipreste de Hita, de la segunda mitad del siglo catorce, se menciona la fiesta de la cruz de mayo y en alguna de sus letras se dice: Cruz Verdadera, Cruz Panadera, expresión de fiesta grande. Hay una escritura curiosa del año mil seiscientos cuarenta y dos, en la que treinta y cinco cofrades, y dicen ser la mayoría, se comprometen ante el escribano Pedro Martínez, para que redima un censo a Juan Gómez, de cuatro mil quinientos reales, que era mucho dinero en aquella época. En uno de los capítulos de la regla del año mil seiscientos treinta y tres se dice: Del orden que debe seguirse en la procesión del jueves santo por la tarde, entre las cofradías de la Cruz y Angustias, en los años pares, que corresponde a esta cofradía. Queremos que el día de jueves santo por la tarde, nos juntemos donde seamos llamados, para llevar las insignias de la Pasión y Muerte de Nuestro Redentor y que todos asistamos a dicha procesión, que ha de salir de la ermita de la Santa Cruz, ha de dar vuelta por la calle Nueva. Hoy Juan de Mansilla, a la del Vino, Fernández Cadórniga y quedar las insignias en nuestro Hospital de la Santa Cruz. La ermita de la Vera Cruz respondía a influencias árabes y judias y a influencias de esos orígenes fue la cofradía de la Cruz prolongando todo, después en hospital y en otras obras sociales y religiosas. La ermita de la cruz estaba, como dijimos al principio, en el camino de Benavente hacia Santiago, un camino de peregrinación que originó tantas obras de caridad y beneficencia, pues también era albergue, hospital y acogida de emigrantes de otras regiones, pasajeros, eccetera. Hay un testamento del año mil seiscientos veintiocho, que dice que María Rodríguez deja unos manteles para la ermita de la Virgen de la cruz. Hay testamentos de mil seiscientos treinta al cuarenta que dejan limosnas para el altar de la Virgen de la Cruz y el año mil seiscientos cincuenta y cuatro se manda por acuerdo municipal, que se traiga a la iglesia de Santa María, a nuestra Señora de la Cruz, en rogativa por la necesidad de agua. Precisamente en mil seiscientos cincuenta y cinco, se arregla y prácticamente se reconstruye la ermita de Nuestra Señora de la Cruz. El documento dice entre otras cosas: En la villa de La Bañeza a veintitres de mayo, de mil seiscientos cincuenta y cinco, ante mi, el escribano Pedro Martínez, parecieron de una parte Bartolomé Ribas y Esteban Macías, maestros de cantería y albañilería, vecinos de esta villa, y de otra, Juan de Valladolid, vecino y escribano, del número de ella y Juez, que al presente es de la Cofradía de la Vera Cruz, que la capilla de la ermita hacia unos tres años que se estaba cayendo, se trató con los dichos maestros que vinieran a derribar y reconstruir la misma de cantería, como constará en la escritura que se hizo, y por ello los dichos maestros derribaron la capilla y rehicieron la mayor parte de ella y por ello les dieron unos maravedís y se vuelve a hacer este nuevo contrato para acabar la ermita. Tiene que subir hasta treinta y tres pies del suelo. De allí subirá el arco, se harán la tajuela y las pilastras del arco subiendo hasta media vara. Los estribos y esquinas se han de hacer como están empezados y los tejados cubrir con maderas buenas. Han de hacer el altar y las gradas de piedra tosca y retejar todo el cuerpo de la iglesia. Todo ello lo han de hacer para el día del fin de octubre para estrenarlo el día de todos los santos. Por el trabajo y materiales la cofradía le ha de dar dos mil cuatrocientos reales y cuatro cántaras de vino, pagados en tres veces. La devoción a esta virgen debía ser muy grande porque tres años más tarde se habla de hacer un retablo para la capilla. El documento se titula “Escritura para el retablo que se hace de la Virgen de la Cruz. Está fechada el treinta de marzo de mil seiscientos cincuenta y ocho: “Ante mi Pedro Martínez, parecieron de una parte, Santiago Pérez Mercadillo, escultor, vecino de Villamañán y de la otra José de Urueña, mayordomo de la cofradía, vecino de La Bañeza y dijeron que estaban convenidos en que el dicho Santiago ha de hacer un retablo de madera de nogal, buena y seca y limpia de nudos, de doce pies de alto, para la ermita de la Virgen de la Cruz. El pedestal de dicho retablo ha de ser hecho con molduras y témpanos. Se ha de hacer con cuatro columnas con sus capiteles corintios y sus pilastras. Se ha de hacer la caja donde ha de estar la imagen con el ancho y el arco que correspondiere a la imagen. Dentro de ella, a los lados, se han de hacer unos compartimientos. Que se adorne la caja por la parte de afuera con un marco. Ha de dar el retablo acabado y asentado para el mes de julio de este año de mil seiscientos cincuenta y ocho. A partir de aquí hemos podido seguir las pesquisas sobre el hospital gracias a documentos entregados por el archivo Municipal, Conrado Blanco, que proceden del ayuntamiento, así como de la texis doxtoral del bañezano Mario del Río Mazón, faciltados por Olvido Fuertes.
En el hospital de La Vera Cruz se acogía a pobres enfermos, transeuntes enfermos, gallegos que venían con problemas de la siega a Castilla o cuando pasaban de Galicia, soldados enfermos o heridos en maniobras, peregrinos, ganaderos transeuntes, que pasaban por la cañada real con sus merinas, además de los vecinos necesitados y hasta comarcanos. El hospital tenía su capellán que era nombrado libremente por el cabildo con la obligación de decir misa diaria, administrar los sacramentos, asistir a los enfermos, enterrar a los difuntos y en algunos casos hasta administrarlo. Hay el caso de un capellán que tuvo que ser destituido en el siglo dieciocho por apropiarse de dinero de la cofradía.
La iglesia del Hospital y todo su recinto, fue profanada por las tropas francesas en marzo de mil ochocientos nueve. El hospital y la capilla estuvieron tomados militarmente por las tropas francesas. Estas tropas estuvieron acampadas en estas zonas durante casi cuatro años. En el cabildo de mil ochocientos doce, en el mes de mayo, se dice que se han perdido papeles y por ello se nombran a dos diputados para que hagan un formal reconocimiento y los que no se hallen, procure la diputación sacar las correspondientes copias de la escribanía en poder de Manuel Vizán, y se presenten al juez de la cofradía Antonio de Mata y que el mayordomo, Atanasio Centeno, componga el archivo. Pasado este susto de los franceses, llegó en los años de mil ochocientos treinta y cinco al treinta siete, la desastrosa ley llamada de Mendizábal, donde la iglesia y las cofradías perdieron la casi totalidad de sus bienes, ya que el Estado se hizo cargo de los foros y rentas de la cofradía y los vendió a particulares y eran muchos los bienes en tierras y casas que esta cofradía tenía, ya que eran propiedad de ella hasta dos molinos en los pueblos cercanos a nuestra ciudad. El año de mil ochocientos treinta y siete, se trató de separar la Cofradía del Hospital y, hubo un periodo de unos dos años, en que la confusión política y el ambiente social enrarecido, hizo funcionar al Hospital por su propia inercia y la cofradía lo gobernaba en régimen de interinidad. En mil ochocientos treinta y nueve se dice que habiendo reclamado la junta de beneficencia administrar el hospital, declaró la diputación provincial en mil ochocientos cuarenta, que siguiese bajo la dirección de la cofradía de la Vera Cruz. En mil ochocientos cincuenta y nueve hay un acuerdo para que tres diputados de la cofradía a propuesta del juez, vayan a León a realizar el cobro de los intereses que se les adeudan. Esta misión recayó en Julián Pérez, y Blas Vega. Definitivamente, en el año mil ochocientos setenta y cinco hay una real orden por el que definitivamente el Hospital vuelve a ser propiedad de la Vera Cruz ya que la cofradía cumple con el objeto de su fundación y por ello es quien mejor lo puede seguir llevando
En un escrito del año de mil ochocientos setenta y cinco en el que el Gobernador de la Provincia, dice que según instrucciones del Señor director general de Beneficencia, en fecha de veinticuatro de abril, que vista la instancia promovida por Felipe Moro de la Fuente y José García Fernández, patronos del Hospital de la Vera Cruz de La Bañeza, exponen que ha sido declarado de Beneficencia el referido establecimiento, con obligación de que el administrador rindiera cuenta a la junta directiva de la cofradía, y que después se pasasen al ayuntamiento para su aprobación, lo que ha venido efectuando hasta la fecha, que recientemente la junta provincial de beneficencia le ordenó que remitiera las cuentas desde el año de mil ochocientos setenta y cinco, como verificó, siendole devueltas una vez revisadas, que los bienes con que cuenta esta fundación son rentas, foros y censos, que en la mayor parte han sido enajenados, por lo que si hacienda les obliga se verán en la necesidad de cerrar el hospital asilo, que los pobres tienen en esta ciudad, y como la rendición de cuentas atrasadas es muy costosa y difícil, dada la situación económica del establecimiento, suplican les releven de esta obligación, comprometiéndose a presentarlas en los sucesivo con toda puntualidad, considerando que los patronos del Hospital de la Vera Cruz, han venido rindiendo sus cuentas a la junta directiva de la cofradía, sometiéndolas después a la aprobación del ayuntamiento, que deben de darse unidas, siendo por lo tanto difícil su desglose, lo que tengo el honor de transcribir a usted, a fin de que se sirva acordar se devuelvan a este establecimiento las cuentas desde mil ochocientos cuarenta y cuatro al mil ochocientos ochenta y nueve, que se hallan en el ayuntamiento para su remisión a la dirección general de Beneficencia y sanidad. Las cuentas que el administrador de la cofradía Joaquín Dúviz presenta a la misma, están perfectamente documentadas y su balance en ingresos y gastos, todos ellos bien expresados, ascienden a tres mil trescientas cincuenta y cuatro pesetas. Estas son las cuentas que presenta la cofradía al ayuntamiento de entonces que preside Darío de Mata, que les concede su aprobación. En mil ochocientos ochenta y siete, la diputación de la cofradía decide que visto el estado que se encuentra el hospital por carecer de fondos, porque Hacienda no paga los intereses de los bienes expropiados, y lo poco que queda no se cobra y que se ven apremiados por las deudas, se ven en la necesidad de suspender los pagos del personal hasta tanto no haya fondos.
Por una circular dirigida a los habitantes de la ciudad de entonces, de noviembre de mil ochocientos noventa y dos, la cofradía se disuelve y que fue restablecida por un decreto del Obispo de Astorga, quien nombró personas que se hiciesen cargo de la misma y se pide al vecindario ayuda económica para continuar con esta función hospitalaria, que se vuelve a ejercer el veintinueve de octubre de mil ochocientos noventa y cuatro, gracias al dinero de la suscripción, así como materiales y jornales gratuitos para rehacer el hospital que estaba muy deteriorado.
Junto con un dinero que gracias a que Fernández Cadórniga consigue como una subvención del reino, por su ayuda a la reina María Cristina, durante la minoría de edad de Alfonso Trece, se acaba de rehabilitar la casa del hospital, que ha estado en ruinas y en el año de mil novecientos uno, el juez de la Cofradía de entonces, José Latas, envia una carta al alcalde de la ciudad, que dice: Cubiertos los cargos vacantes en la Cofradía de la Vera Cruz del Santo Hospital de esta ciudad, con los nuevos cofrades nombrados por el señor Obispo de la Diócesis, según comunicación del mismo del ocho del corriente y posesionados de sus cargos, tengo la satisfacción de participar a usted, que queda abierto, desde esta fecha, tan benéfico establecimiento. Dios Guarde a usted muchos años La Bañeza quince de julio de mil novecientos uno.
Se intentó que vinieran monjas a cuidarlo, hasta de tres órdenes distintas, pero terminaban marchándose al poco tiempo. El día uno de julio de mil novecientos dos, hay una carta del juez de la Vera Cruz al ayuntamiento diciendo que “siendo, cada día que pasa, mayor el número de enfermos que ingresan en este hospital y por ello se agotaron los fondos de que dispone en la actualidad en poco tiempo, y necesitando dos luces en los dormitorios de dicho edificio, ruego encarecidamente a usted y a la corporación que representa, en nombre de esta hermandad, tengan a bien acordar se instalen dichas dos luces por cuenta del municipio y le quedarán todos los hermanos de esta cofradía altamente agradecidos. Firma el juez Julio Fernández Casado. Las luces fueron puestas por el municipio.
En mil novecientos cinco, se dice en cumplimiento de lo establecido en una de las cláusulas de la concordia que celebraron los patronos del extinguido hospital de Don Juan de Mansilla y la cofradía que tengo el honor de presidir, remito a usted, por triplicado, las cuentas de los gastos e ingresos habidos durante el año último, que finalizó en dos del mes actual, para que sean examinadas por la corporación municipal, esperando que una vez sean repasadas y aprobadas, se sirva devolverme dos ejemplares que le acompaño debidamente anotados. La Bañeza treinta de mayo de mil novecientos cinco. Firma el juez Enrique Casado Fernández. Las cuentas arrojan unos ingresos de dos mil trescientas sesenta y cinco pesetas y unos gastos de mil seiscientas diez, con un superavit de setecientas cincuenta y cuatro pesetas. Firman el interventor Liberto Diez, el administrador, César Moro y el juez, José Latas.
En mil novecientos catorce hay un recibo que dice: Como administrador del Hospital de la Vera Cruz, he recibido del señor alcalde de esta ciudad, la cantidad de cincuenta y tres pesetas y sesenta céntimos, a que asciende el donativo hecho al mismo por la compañía Adame Catalá. Firma, César Moro.
No he encontrado más documentación hasta una carta, fechada en veintinueve de diciembre de mil novecientos treinta y seis, que dice: Resuelta esta excelentísima Corporación, a establecer, siquiera sea en los meses de invierno, un comedor de asistencia social, para favorecer a desvalidos: huérfanos y ancianos, prohibiendo de antemano la mendicidad en esta ciudad y cumpliendo con el deseo del generalísimo Franco, Salvador de España, de que en ningún hogar español se pase hambre, y estimando que la institución de su digna presidencia, el Hospital, tiene dependencias en la planta baja, que podrían reunir excelentes condiciones para la idea expuesta, ruego a usted que puesto de manifiesto a la Cofradía nuestra pretensión, resuelva lo más conveniente a lo expresado, confiando en ser atendidos por el elevado fin benéfico que se pretende, y por el bien de La Bañeza y esa misma cofradía. Está firmada por el alcalde, Inocencio Santos, y enviada al juez de la cofradía José Marcos de Segovia. Yo conocí este comedor que duró una serie de años, primero dando comidas a los necesitados y después repartiendo leche en polvo y queso, ya con la guardería funcionando.
En mil novecientos cuarenta, la comisión Provincial en sesión de día veintiocho de Junio, acordó prestar su aprobación a la cuenta que presenta el señor Alcalde del ayuntamiento de La Bañeza por estancias causadas en el Hospital de aquella villa, durante el mes de mayo último y que su importe es de dos mil quince pesetas, se abonen del vigente presupuesto provincial
El último papel que he podido conseguir de la historia del Hospital de la Vera Cruz, pertenece ya al año de mil novecientos sesenta y cuatro y es una contestación del ayuntamiento a la Delegación Provincial de Beneficencia del veinte de octubre, que dice: Hospital de la Vera Cruz y Don Juan de Mansilla. Dispone de dos salas con camas, instalaciones sanitarias y otras dependencias, a efectos de funcionamiento del Hospital en cuanto se refiere a atención de enfermos. Y en el mismo edificio, ya en otras dependencias funciona una Guardería Infantil, contando con instalaciones sanitarias, comedor, dormitorios, y demás enseres precisos, donde son recogidos durante el día niños comprendidos entre los tres y los seis años.
Yo conocí en los años cuarenta a dos hermanas que cuidaban a los enfermos y esto duró hasta los años cincuenta en que se proclamó la Seguridad Social y estas hermanas fueron falleciendo. Espero que estos datos sobre el Hospital de la Vera Cruz, lleven a los bañezanos a darse cuenta de la enorme importancia que ha tenido esta cofradía, para el bienestar de muchísima gente, que a lo largo de los siglos fue atendida en el mismo y por la gran importancia que ha tenido en La Bañeza, Esperemos que a partir de ahora la cofradía vaya ganando en cofrades y con las mejoras que se han realizado en la misma, se pueda conseguir otra vez, con la generosidad de los bañezanos y la ayuda autonómica o estatal, rehacer la capilla y volver a tener culto en ella, porque el resto del edificio, está bien asegurado con la guardería de las Misioneras Apostólicas de la Caridad que están haciendo una gran labor dentro de la infancia bañezana en este hermoso edificio. Muchas gracias por escucharme.
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